Aaron Konrat, en esta misma página
¿Cuán libres somos? Si basas tú día a día en un esquema esquematizado por horarios de trabajo, tareas, deudas, necesidades, hobbies. ¿Cuándo sos libre?
Hola. ¿A quién saludo? No sé, capaz alguien saludaría a la pantalla. Tuve un fin de semana bastante introvertido como para esta altura del año. Generalmente se vuelve emotivo cuando se conoce a alguien nuevo o, capaz, cerca del final del año. Esto va a ir sin edición, para que sea real.
¿Así va a leer más gente? Qué se yo. El punto es que recordé las navidades hace unos días atrás. No recordando la anterior. Sino sintiendo lo que (para algunos capaz y no) se siente en esas épocas, esa semana. Ese sentimiento de libertad mental y de cierta paz. Ves a tus viejos todo el día en casa, no laburan, vos no cursas, estas tranquilo dentro de todo. Ningún pensamiento anda por ahí jodiendo, está tu familia, vos, tus animalitos y ya, paz. Quieras que no todo eso se va en un rato, tus viejos volverán a la rutina y vos si no laburas tenes que buscar esa excusa que evite que estés encerrado todo el día. Pero es una sola vez al año ¿No?
Como dije, esto es todo un fin de semana. Arranquemos por el viernes.
Viernes
Como nunca, no curse el jueves, y venía con todo el fin de semana arreglado ya. Curioso, generalmente me la pasaría encerrado escribiendo algo parecido a esto (100% menos personal que esto). Llega el viernes y para arrancar de buena manera me puse a leer un libro nuevo. Mamá hizo carne en semana santa, que picardía, comimos más verdura que carne igual. Santo.
Por la tarde me falló mi amiga que me acompañaría a un evento de la ciudad ‘Encuentro de cerveza artesanal y gastronomía’ Iban a estar todo el fin de semana, pero yo quería estar el viernes, por que hacían unos brownies a la cerveza negra en vivo. Mal, porque no pude probarlos siquiera, bien porque me cruce a un amigo y a su novia en el camino, más bien, mi amiga llegó tarde, pero llegó.
Es una curiosa amistad, porque no puede haber más contraste entre nuestros pensamientos, pero aun así, siendo tan disparejos, solo hace falta que nos veamos una vez cada tanto para ser más cercanos, sin olvidarnos el uno del otro. Creo que podrían pasar los años y si ella me habla de la nada estaría ahí sin dudarlo.
Sábado
Acá empezó la navidad. Después de una madrugada de vicio (jueguitos), me levanté a eso de las una de la tarde, únicamente para descubrir que mi viejo tenía que laburar. En pleno sábado de fin de semana santa. Fue un poco loco porque creí que no trabajaba, siempre pensé que el fin de semana entero no trabajaba, aunque mi vieja decía lo contrario esa tarde. Digo que ahí empezó ese sentimiento porque fue un día de vuelta de tortilla.
Soy alguien encerrado, obligando el laburo personal como esta escritura casi diaria. Y por un día, uno solo, esperaba despertarme para ver a mis dos viejos en la cocina y que me digan que coma algo en vez de tomar mate nada más. Y no, me levante para despedir a mi viejo. Por primera vez no me importaba que no laburaras.
Sigo, que también soy de costumbre fácil. Dame una hoja para rayar un solo día y en una semana te raye un cuadernillo. En la tardecita, (a eso de las seis, siete) visite a otro amigo, habíamos acordado de vernos hace una semana y por la carrera que empezó, tenía por casi obligación dibujar una vez por día al menos. Y me debía un diseño para un tatuaje, así que tres pájaros de un tiro: Visita, mates y saldar deudas. Para mi sorpresa, ya tenía vistas. Un chico que ya conocía de otra vez, para ser sincero, siempre nos sentamos a viciar los dos. Y pecando de interesado, la verdad es que ya había llevado la computadora para eso esa tarde. Volviendo al sentimiento de desinterés por el esquema diario, dejé la mochila ni bien llegué y nos pusimos a charlar los tres mientras él dibujaba.
Esto fue hasta las once, generalmente habría esperado hasta más tarde, me gusta llegar cuando ya todos duermen en mi casa, pero no podía ser así. El estómago es un órgano que alborota el resto del sistema si se ve necesitado, no pude sostenerlo más. Con esa excusa me volví a mi casa, para mi suerte estaban los dos despiertos y al rato llegó mi hermano. Y otra vez ese sentimiento de desinterés por el orden. Toda la pequeña familia charlando por cuatro horas, y no tuve problemas con ello. Simplemente disfruté.
Domingo
El día menos querido que el primo que te debe plata. Siempre, pero siempre, sin falta, me levanto entre las doce o la una, por simple placer. Para descansar nada más, me sentí en un domingo de navidad, levantándome únicamente para preparar el mate y ni siquiera ver que almorzaron mis viejos. Mate, yerba, azúcar y agua caliente, ¿Para qué más? Como todo veinticinco de diciembre, en un domino, todos estamos resacosos del fin de semana que nos pasó por encima hace nada de tiempo. Tarde mis dos horas para despertarme del todo, cuando todos van a la siesta, eso es coordinación.
Sin nada que surja a mi mente, preferí invertir un poco de tiempo en una tarea de un curso que arranqué la semana anterior. No miento, soy muy estructurado, el área la recibí el miércoles y me establecí un tiempo el jueves para cumplirla. Es solo que con el tiempo libre uno se piensa mejor las cosas y me empezó a molestar un poco la idea de ese texto. Así que lo edité.
Lunes
Yo dije fin de semana, pero es aquí cuando recién me veo afectado por la resaca de un fin de semana natural de un hombre de mi edad (“natural” o eso creo). Acostumbrado a la rigidez de un plan llevado con tiempos para un trabajo no pago que debería llamarse hobbie, pero le dices trabajo porque inviertes tus horas en ello, sería obvio que te levantes algo movido al despertar un lunes, dos horas más tarde de la hora que decía la alarma. Como en la semana de navidad. Llegó el lunes, la fiesta se acabó, todo de nuevo a la rutina y vuelves a mover la rueda, reíste, lloraste tal vez, te enojaras o no, ya pasó y debes seguir. A trabajar.
No es el lunes el que dictó la idea para esto. Sino esta reflexión final que intento desarrollar. ¿Cuán libres somos? Si basas tú día a día en un esquema esquematizado por horarios de trabajo, tareas, deudas, necesidades, hobbies. ¿Cuándo sos libre? ¿En un fin de semana? Claro que no, son dos días de vagueza, de nada más que libertad mental, haces algo fuera del esquema. No, creo que estoy mal, la felicidad está ahí también.
Lo que quiero decir, es que intentes volver tu vida en una navidad, llénalo de momentos en los que no estés cargado de pensamientos de tu rutina, quéjate menos, piensa menos negativo, se buena persona, que somos pocos y debemos hacer la diferencia. Se honesto, vive, como si no tuvieras rutina alguna, que ocupen tu tiempo, no tus pensamientos.
Se feliz. Aaron Konrat.